domingo, 31 de marzo de 2013

Consecuencias sociales, políticas y económicas de la Primera Guerra Mundial.


CONSECUENCIAS SOCIALES, POLÍTICAS Y ECONÓMICAS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL.

CONSECUENCIAS:
La increíble pérdida de vidas humanas de los países involucrados, por mencionar algunos:
¨ALEMANIA: APROXIMADAMENTE 2 MILLONES DE SOLDADOS
¨FRANCIA: APROXIMADAMENTE 1.6 MILLONES
¨GRAN BRETAÑA: APROXIMADAMENTE 800 MIL
¨ESTADOS UNIDOS: APROXIMADAMENTE 116 MIL

Consecuencias políticas.

Los cuatro imperios existentes antes del final del conflicto (Austria-Hungría, Alemania, Turquía y Rusia) desaparecieron con sus correspondientes casas reinantes, dando lugar a repúblicas. La revolución Bolchevique (noviembre de 1917), ocurrida durante la guerra, marcaría un hito en la historia de la humanidad por ser la primera que dio como resultado el nacimiento de un estado comunista, que jugaría un papel determinante en la historia del siglo XX.
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Surgimiento de 8 nuevos estados; tres de ellos importantes: Polonia, Finlandia y Checoslovaquia, y cinco secundarios: Estonia, Letonia, Lituania, Albania y Yugoslavia.
¨La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica fueron los países más afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio. Igualmente fueron duramente castigadas Rusia y la región fronteriza entre Italia y Austria.
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Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles, puentes, carreteras, puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron barcos, fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente arrasados.
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La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió más del 30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el 26%. Estados Unidos se vio menos afectado y su economía se colocaría a la cabeza del mundo.
¨Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba.

Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica.

Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica.
Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica.

Consecuencias sociales.

La culminación de la guerra llego con la firma del tratado de VERSALLES el 8 de junio de 1919 . En el se consideraba a Alemania como la responsable de la guerra , fue sancionada con la perdida de territorios europeos y coloniales , reducción de su ejército a 100 mil hombres , no podía contar submarinos ni fuerza aérea , sin mencionar las millonarias cantidades que tuvo que pagar a las potencias vencedoras.

Esto causo un descontento en el  pueblo alemán  el cual fue aprovechado años más tarde por Adolph Hitler  quien se negó a cumplir varios puntos del  tratado de VERSALLES  generando otro conflicto : LA  SEGUNDA  GUERRA  MUNDIAL

El estallido de la revolución rusa, surgiendo, de este modo, el primer Estado marxista, y también, la aparición del fascismo en Italia y el nazismo en Alemania.


Consecuencias económicas.

Surge el primer estado socialista del mundo, la U.R.S.S (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas)

Durante la guerra la mujer adquirió conciencia de su capacidad para desarrollar las habilidades de los hombres y demando un creciente protagonismo en el mercado laboral

Las clases medias salieron empobrecidas del conflicto, en tanto que surgieron nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la especulación de víveres

Las masas obreras sufrieron una importante pérdida del poder adquisitivo  de sus salarios a causa de la inflación  y fueron protagonistas de una intensa agitación laboral concretada en una oleada de huelgas.


La culminación de la guerra llego con la firma del tratado de VERSALLES el 8 de junio de 1919. En  el  se consideraba a Alemania como la responsable de la guerra , fue sancionada con la perdida de territorios europeos y coloniales , reducción de su ejército a 100 mil hombres , no podía contar submarinos ni fuerza aérea , sin mencionar las millonarias cantidades que tuvo que pagar a las potencias vencedoras.

Esto causo un descontento en el pueblo alemán  el cual fue aprovechado años más tarde por Adolph Hitler  quien se negó a cumplir varios puntos del tratado de VERSALLES  generando otro conflicto : LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.






La Primera Guerra Mundial (parte 2).




LA CRISIS DE JULIO DE 1914
En un escenario de creciente tensión internacional el 28 de junio de 1914 se produjo un gravísimo incidente que puso a Europa al borde de la guerra. Mientras visitaban Sarajevo, capital de Bosnia (entonces austríaca), fueron asesinados el Archiduque Francisco Fernando (heredero al trono de Austria-Hungría) y su esposa Sofía. El asesino, Gavrilo Prinzip, un estudiante bosnio de ascendencia serbia, formaba parte del grupo “Joven Serbia” tras el cual se escondía la organización secreta nacionalista la “Mano Negra”. Abogaba por la independencia de Bosnia-Herzegovina respecto a Austro-Hungría y su integración en Serbia. Por su parte, ésta aspiraba a incorporar dicha provincia como un paso más hacia la creación de la Gran Serbia, confederación balcánica de naciones eslavas.




Austria acusó al gobierno serbio de conspirar en el asesinato y el 23 de julio envió a éste ultimátum que debía ser respondido favorablemente en el plazo de 48 horas so pena de declaración de guerra.
El ultimátum exigía a Serbia, entre otras cosas, la eliminación de la Mano Negra, la interrupción de cualquier campaña de desprestigio contra el Imperio, la participación de policías austro-húngaros en Serbia para investigar el magnicidio y la relegación de los culpables a la justicia imperial para ser juzgados y castigados. 
Con esta acción Austria-Hungría trataba de contar con un pretexto para eliminar el nacionalismo serbio y anular a ese país como potencia de la zona.
El 25 de julio Serbia respondió al ultimátum negándose a aceptarlo alegando que violaba su soberanía y proponiendo el arbitraje del Tribunal Internacional de la Haya (creado en 1899). Además, en previsión de una guerra, movilizó parcialmente a sus tropas, en tanto que Austria-Hungría hacía lo propio con las suyas. Ambas rompieron sus relaciones diplomáticas.
El 28 de julio, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia.
A partir de entonces se produjo la incorporación en cadena de países al conflicto como respuesta al sistema de alianzas.
·         El 30 de julio Rusia decretó la movilización general de su ejército.
·         El 31 Austria-Hungría ordenó la total movilización de sus tropas.
·         Ese mismo día 31 Alemania dirigió un ultimátum a Rusia exigiéndole la suspensión de la movilización general. También envió otro a Francia reclamando su neutralidad ante un posible conflicto entre Alemania y Rusia.
·         El 1 de agosto Alemania declaró la guerra a Rusia.
·         El 3 de agosto Alemania declaró la guerra a Francia que no había respondido a las exigencias de ultimátum.
·         Durante el 3 y el 4 de agosto los alemanes invadieron Bélgica que se había opuesto a las pretensiones germanas de utilizar su territorio para ocupar Francia.
·         El 4 de agosto Gran Bretaña movilizó su flota y despachó un ultimátum a Alemania apremiándola a respetar la neutralidad de Bélgica.
·         El 6 de agosto Serbia declaró la guerra a Alemania.
·         Ese 6 de agosto Austria-Hungría rompió las hostilidades con Rusia.
·         Finalmente, entre el 11 y el 12 de agosto Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Austria-Hungría.
Lo que había comenzado como una guerra de dos potencias (Austria-Hungría y Serbia) desembocó en el verano de 1914 en una algo de proporciones universales.


La guerra de movimientos (1914).

Recibe el nombre de las operaciones que tuvieron lugar durante 1914, centradas en los esfuerzos alemanes para derrotar a Francia y, una vez conseguido esto, aniquilar los ejércitos de Rusia. Durante esta fase los alemanes emplearon una estrategia basada en rápidos movimientos con el objetivo de sorprender a sus adversarios.
Se desarrolló en dos frentes:

En el occidental
Alemania puso en práctica el plan diseñado por el general del Estado Mayor A. Von Shlieffen e invadió Bélgica violando con ello la neutralidad de ese país. La intención era sorprender a los franceses por el norte y llegar hasta París en pocas semanas.




El plan Shlieffen pareció tener éxito, pues una vez eliminada la oposición de los franco-británicos enCharleroi, los alemanes emprendieron un rápido avance por territorio francés sin encontrar apenas una resistencia organizada. El gobierno francés hubo de abandonar París y se retiró a Burdeos.
Sin embargo, ante el empuje alemán, los franceses replegaron sus tropas y las concentraron en torno al río Marne. El comandante de las fuerzas alemanas Von Moltke, presumiendo una fácil victoria, envió algunas divisiones al frente oriental, donde los rusos resistían con fuerza y solidez inesperadas.



Los franceses, comandados por el general Joffre, reorganizaron sus ejércitos aprovechando el traslado de tropas alemanas al frente oriental. Pasaron a la ofensiva en día 5 de septiembre, fecha de inicio de la batalla del río Marne donde sorprendieron a los desprevenidos alemanes que hubieron de emprender la retirada, aunque más tarde lograron estabilizar el frente.

La batalla del Marne revelo de los alemanes para vencer a los franceses mediante un ataque relámpago. Moltke fue sustituido por el general Falkenhayn.

En el frente oriental.
El fracaso alemán en Francia se debió en gran medida a la contundente intervención de los rusos, hecho no previsto por los estrategas alemanes que menospreciaban su capacidad de movilización. Por contra, los rusos penetraron en Prusia oriental a finales de agosto derrotando a los austríacos en Lemberg y conquistando la región polaca de Galitzia (con soberanía austríaca).



El inesperado empuje ruso provocó el repliegue alemán hasta que el general Hindenburg (jefe de las tropas alemanas en el frente oriental) logró con los refuerzos provenientes del frente occidental obtener dos sonadas victorias en Tannenberg (agosto de 1914) y en los Lagos Masurianos.
A pesar de esos reveses, los rusos lograron apoderarse de la Galitzia austríaca y de Serbia, que previamente había sido derrotada por Austria.

El fracaso de la guerra relámpago planeada por Shlieffen condujo a una estabilización de los frentes, abriendo paso una nueva fase conocida como "Guerra de posiciones".

La guerra de trincheras.



O “guerra de posiciones”. Abarcó 1915 y 1916. Fue consecuencia del fracaso de la guerra relámpago iniciada por los alemanes en 1914.

Supuso un cambio de estrategia respecto a la fase precedente y abrió paso a la guerra de frentes estables que inmovilizó a los ejércitos en líneas de trincheras que se extendieron a lo largo cientos de kilómetros, desde el Mar del Norte hasta Suiza.

Los alemanes, una vez fracasada la ofensiva inicial, adoptaron una estrategia defensiva y se atrincheraron en el frente occidental tratando de proteger sus posiciones y concentrando la mayor fuerza ofensiva en el frente oriental.
Según sus planes, tras la derrota rusa llegaría el momento de vencer a los aliados occidentales: Francia y Gran Bretaña.

El nuevo escenario bélico abrió paso a una guerra de desgaste desarrollada esencialmente en territorio francés y belga, que produjo un elevadísimo número de bajas y arruinó la moral de los soldados.

Las tropas se vieron obligadas a luchar durante meses en trincheras, en penosas condiciones, bajo la constante acción de la artillería, rodeados de alambradas, enfangadas en terrenos infectados de roedores y sometidas a las armas automáticas y los nuevos ingenios bélicos.

En el frente ruso los alemanes habían alcanzado exitosas victorias, sin embargo en el occidental fueron los aliados quienes tomaron la iniciativa durante el transcurso de 1915, lanzando ofensivas en Champaña y Artois que fueron contenidas por los alemanes.

Los italianos intervinieron frente a los austríacos por el río Isonzo con grandes pérdidas. Sin embargo, ninguno de los dos contendientes consiguió romper el frente, que permaneció casi invariable.

Durante los meses de 1916 se desencadenaron una serie de acciones con el fin de romper las líneas enemigas. El punto donde se concentró el ataque alemán fue la fortaleza de Verdún. Allí se sucedieron violentos combates entre febrero y diciembre (“Infierno de Verdún”). Los franceses resistieron al mando del general Petain. El resultado de la batalla arrojó enormes pérdidas por ambos bandos, calculándose en 750.000 bajas entre muertos y heridos. El general Falkenhayn fue sustituido por Hindenburg en el mando alemán. 







Con el fin de distraer la acción de los alemanes las fuerzas británicas y francesas iniciaron una ofensiva en el norte de Francia, en torno al río Somme. Las bajas fueron de nuevo descomunales, superiores a las de Verdún (1 millón); tan solo durante el primer día de la batalla (1 de julio de 1916) los británicos perdieron cerca de 60.000 hombres. Joffre fue sustituido en el mando por el general Nivelle.

En el frente oriental los rusos, tras las enormes pérdidas del año anterior consiguieron al mando del general Brusilov obtener éxitos en Galitzia, aunque los imperios centrales reaccionaron en pocas semanas y comenzaron a apreciarse los primeros síntomas de desplome en el ejército ruso.



En la primavera de 1916 tuvo lugar el hecho naval más importante de la contienda, la batalla de Jutlandia, que se saldó con un ligero triunfo de la flota alemana sobre la británica. No obstante, los buques alemanes se retiraron a sus bases, interviniendo en adelante sólo en contadas ocasiones y dejando el peso de la guerra en el mar a los submarinos.


La crisis de 1917.
El equilibrio militar de finales de 1916 y la imposibilidad de dar fin a la guerra a corto plazo puso en dificultades a los beligerantes. Tropas y retaguardia fueron presa de una creciente desmoralización.

Durante 1917 se desencadenaron protestas de soldados y mandos que se transformaron en auténticos motines que fueron duramente reprimidos. La unidad política se quebró en el seno de cada una de las potencias e innumerables voces clamaron contra la guerra, exigiendo una paz negociada. Surgieron iniciativas de paz como la de Wilson (presidente de los Estados Unidos) o la del papa Benedicto XV, pero finalmente se impusieron las tesis de los partidarios de continuar la contienda.

En Francia hubo huelgas en la industria metalúrgica y la sucesión de una serie motines (primavera de 1917) que fueron frenados mediante numerosos fusilamientos. El gobierno fue asumido por Georges Clemenceau.

En Gran Bretaña los laboristas se alejaron del gobierno al tiempo que se sucedían numerosas huelgas. Se hizo cargo del ejecutivo David Lloyd George, partidario de proseguir la guerra y promotor de una serie de medidas que lograron incrementar la eficacia del ejército.







En Alemania se libraron enconadas luchas políticas entre los partidarios de continuar la lucha y los que propugnaban su fin. Se impusieron los primeros, significados por Hindenburg y Ludendorff, generales del Estado Mayor.

Los más moderados, representados por el canciller Bethmann-Hollweg, estaban decididos a limitar la lucha submarina al considerar que incrementaba el riesgo de una intervención militar norteamericana. Los submarinos alemanes habían declarado la guerra total, tanto contra los buques de países beligerantes, como contra los neutrales.

Los descontentos crecieron y se transformaron en reivindicaciones nacionalistas, de modo que húngaros, checos y polacos empezaron a demandar su independencia del Imperio.

Italia, a la que los austro-húngaros habían infligido severas derrotas, se encontraba en una delicada situación y reclamaba la ayuda del mando aliado, que envío varias divisiones franco-británicas para evitar su derrumbe militar.




En el Imperio Turco, tras una serie de reveses que le hicieron perder Palestina y Mesopotamia a manos británicas, la situación se tornó insostenible.

Rusia constituyó sin duda el escenario más convulso de esta etapa. Presa de un fuerte descontento por la escasez de víveres y los continuos descalabros militares, sufrió diversos motines que finalmente desembocaron en la Revolución de febrero de 1917. El zar se vio obligado a abdicar y se formó un Gobierno de corte occidental liderado por Kerenski, que en contra de la mayoría de los rusos decidió proseguir la lucha.




En octubre de 1917, un golpe de estado acabó con el gobierno burgués de Kerensky y subió al poder a los comunistas de Lenin. Éste entabló conversaciones con las potencias centrales con el fin de poner término a la guerra en el frente oriental, hecho que se materializó finalmente con la firma del Tratado de Brest-Litovsk en marzo de 1918.

Por él se imponía a Rusia la pérdida de extensos territorios (Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, etc.).
El abandono ruso significó un giro radical en el conflicto: el frente oriental quedaba libre de contiendas y ello permitió a las potencias centrales concentrar la totalidad de sus ejércitos en el frente occidental.
Sin embargo, la entrada en guerra de Estados Unidos (también lo hizo Grecia) en la primavera de 1917 alteró radicalmente las expectativas de alemanes y austro-húngaros: supuso la apertura de un nuevo frente en los Balcanes pero, ante todo, la irrupción de una potencia extraordinaria que con su formidable peso económico, demográfico y militar, inclinó la balanza definitivamente del lado de los aliados. 



Las razones que llevaron a los estadounidenses a intervenir en la guerra se debieron en parte a la agresiva ofensiva en el mar desarrollado por los alemanes. Las tesis belicistas se habían logrado imponer a las más moderadas y Alemania había declarado una guerra submarina total.

El torpedeamiento del carguero estadounidense Vigilantia en marzo de 1917 tuvo una enorme repercusión en la prensa estadounidense e influyó en el cambio de actitud de la opinión pública, hasta entonces remisa a entrar en guerra.

También influyó en esa decisión la interceptación por los servicios de espionaje británicos del llamado "Telegrama de Zimmermann" por el que Alemania daba instrucciones a su embajador en México para que intentase incorporar a este país en la contienda en contra los Estados Unidos.  
El 2 de abril de 1917 el presidente Wilson declaró la guerra a Alemania.
El final de la guerra.
En 1918 ambos bandos atravesaban serias dificultades tanto militares como económicas. Sin embargo, la fatiga era más visible en el bando de las potencias centrales que en el aliado, pues la incorporación de los Estados Unidos al conflicto había supuesto una auténtica inyección de recursos materiales y humanos.



En 1918 los alemanes consiguieron eliminar definitivamente del escenario bélico a los rusos que habían iniciado negociaciones para poner fin al conflicto. Una serie de derrotas continuadas habían animado al gobierno revolucionario soviético a firmar en marzo el Tratado de Brest-Litovsk.

Con las manos libres en el frente oriental, el general alemán Ludendorff inició una ofensiva en el lado occidental. Fue la conocida como 2º Batalla del Somme para diferenciarla de los combates que se habían desarrollado en la misma zona en 1916. La iniciativa fracasó, pues los aliados frenaron la ofensiva en el Marne, en el mismo lugar donde Joffre había hecho abortar en 1914 el Plan Shlieffen.




La contraofensiva aliada al mando del general Foch fue iniciada en julio de 1918 y forzó el repliegue de las tropas germanas. En agosto un nuevo ataque aliado que empleó abundantes carros de combate desplazó a los alemanes hasta la frontera belga. La crisis militar se tradujo en deserciones masivas.

El 8 de noviembre de 1918 estalló en Berlín un movimiento revolucionario y el Kaiser Guillermo II abdicó. Se formó un nuevo gobierno que encabezó el socialdemócrata Ebert. Alemania firmó el armisticio el 11 del mismo mes.




La monarquía de los Hohenzollern dejó paso al establecimiento de una República democrática, la de Weimar, regida por un frágil sistema parlamentario, que fue presa de una gran inestabilidad hasta 1933, fecha en que Hitler abolió la democracia. Esa fragilidad fue causada principalmente por la crisis económica de posguerra y sus secuelas sociales y políticas.
El Imperio Austro-Húngaro se rindió a mediados del mes de noviembre, en tanto que búlgaros y turcos lo habían hecho ya en septiembre y octubre respectivamente.


La Primera Guerra Mundial (parte 1).


La Primera Guerra Mundial.

Las disputas imperialistas.
Durante el s. XIX, Alemania demandaba una nueva realidad colonial algo que trataban de impedir Gran Bretaña y Francia.
Ese escenario fue testigo de tensiones internacionales, hecho acrecentado por el nacimiento de nuevas potencias como Japón o Estados Unidos, cada una de ellas con sus propios planes imperiales.
Dos episodios constituyeron la antesala de la Gran Guerra. Tuvieron lugar entre 1904 y 1911 en Marruecos, área bajo las aspiraciones coloniales francesas que Alemania utilizó para conseguir sus propios beneficios coloniales. Se conocieron como “Crisis marroquíes”.

El nacionalismo radical
En ese proceso nacieron en el siglo XIX dos estados que jugarían un papel fundamental en la historia de Europa: Alemania e Italia. Al tiempo que esto acontecía, tenían lugar procesos de signo inverso que supusieron la disgregación de viejas entidades estatales en beneficio de otras nuevas. Fue el caso de la Turquía otomana, imperio que a finales del siglo XIX estaba en plena descomposición, parte de la cual se desarrollaba en el área de los Balcanes.
La guerra franco-prusiana (1870), puso los territorios franceses de Alsacia y Lorena en manos de los alemanes. Desde entonces nacionalismo francés no cesó de alentar el desquite y el rescate de dichos territorios.

Un tercer escenario de fricción nacionalista lo constituyeron los imperios coloniales
La crisis de los Balcanes (1906-1914),
La desintegración del Imperio Otomano estuvo acompañada de las reivindicaciones nacionalistas de los nuevos estados surgidos en el siglo XIX. El nacionalismo se mezcló con problemas de carácter étnico, religioso y cultural. Las grandes potencias intervinieron en todos ellos según sus intereses, bien de forma directa, caso de Austro-Hungría, Rusia e Italia, o indirecta, como ocurrió con Alemania, Francia y Gran Bretaña.

Una serie de crisis contribuyeron a la inestabilidad de la zona y al estallido de la Gran Guerra:

Las relaciones entre las potencias se fueron haciendo cada vez más rígidas y surgieron tensiones que se acrecentaron con los problemas coloniales. La situación propició la formación de alianzas o pactos de carácter político-militar cuyo fin fue proteger a los estados integrantes en una eventual contienda bélica.

La Triple Alianza
 Se formó en 1882 promovida por el canciller alemán Bismarck. Estuvo constituida por Alemania, Austria-Hungría e Italia. Sin embargo esta última no cumplió sus compromisos cuando estalló la guerra y en principio se mantuvo neutral hasta intervenir más tarde como miembro del bando contrario.
A lo largo del conflicto nuevas potencias se adhirieron a este bloque: Turquía (octubre de 1914) y Bulgaria (octubre de 1915).

La Triple Entente
Se creó en 1907 y sus integrantes fueron Francia, Gran Bretaña y Rusia, a las que se añadió más tarde Serbia. Se conoce también con el nombre de los “aliados”. Los precedentes de esta liga hay que buscarlos en la “Entente Cordiale” de Francia y Reino Unido, instituida en 1904.
Durante el conflicto se incorporaron Bélgica (atacada por Alemania); Japón (agosto de 1914) aspirante a arrebatar a Alemania sus colonias del Pacífico y sustituir su papel de potencia imperialista en China; Italia (mayo de 1915); Rumanía (junio de 1916), Portugal (marzo de 1916); Estados Unidos (abril de 1917); Grecia (junio de 1917); también fue el caso de China y varios estados latinoamericanos.

Las razones que llevaron a la formación de alianzas fueron:
·         Los recelos británicos ante el incremento del poder económico y militar de Alemania, empeñada en la construcción de una potente flota de guerra que estuviese en condiciones de competir con la del Reino Unido.
·         Los intereses contrapuestos de Alemania y Francia en Marruecos que originaron serios conflictos diplomáticos en 1905 y 1911.
·         El apoyo ruso a Serbia, país independiente desde 1867, que aspiraba a conseguir los territorios de Bosnia-Herzegovina, anexionados entre 1908 y 1909 por el Imperio Austro-Húngaro. Rusia, vinculada a Serbia por estrechos lazos de carácter étnico y una común condición de pueblos eslavos anhelaba liderar un proyecto de unificación "paneslavo".
·         La preocupación de Austria por el creciente nacionalismo serbio, al que deseaba anular militarmente.

La entrada en guerra de los Estados Unidos de América rompió el aparente equilibrio en que se desarrolló el conflicto hasta 1917 e inclinó la balanza del lado de la Entente.
Entrada en acción de las alianzas



El estallido de la guerra comprometía a las potencias a intervenir en ayuda de sus respectivos aliados. La declaración de guerra de Austria a Serbia fue el hecho que provocó la intervención de Rusia y Francia, sus aliados.

A partir de ahí la incorporación de nuevos estados al conflicto se sucedió encascada.
El 28 de julio Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Rusia, aliada de Serbia hizo lo propio con Austria.
·         El 1 de agosto Alemania rompió la paz con Rusia y dos días más tarde con Francia.
·         La penetración alemana en Bélgica con vistas a la invasión de Francia, decidió a Gran Bretaña a declarar la guerra a los germanos (4 de agosto).
·         Por su parte Italia, alineada en el bloque de las potencias centrales, incumplió sus obligaciones con la Triple Alianza y se mantuvo neutral (más tarde se incorporó a la guerra pero al lado de la Entente).

Gran extensión

El elevado número de contendientes, la enorme extensión geográfica afectada y la relevancia demográfica que alcanzó el conflicto, justifican el apelativo de "Gran Guerra" o "Primera Guerra Mundial".
Aunque se inició en el continente europeo, con la implicación de Austro-Hungría y Serbia, el juego de las alianzas militares arrastró a la contienda a un creciente número de potencias.


Algunos países beligerantes (Reino Unido, Francia, etc), poseedores de vastos coloniales pusieron en pie de guerra sus respectivos dominios, con lo que en la práctica participaron en las hostilidades los cinco continentes.
Aunque los combates más duros se desarrollaron en Europa (Bélgica y Francia fundamentalmente), los frentes se prolongaron a lo largo de miles de kilómetros.

Gran duración



Desde que Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia el 28 de julio de 1914 hasta que Alemania firmó el armisticio el 11 de noviembre de 1918, se desarrolló un conflicto bélico que superó en duración a cuantos habían tenido lugar durante los siglos XVIII y XIX, si se exceptúan las guerras napoleónicas.

Tan solo algunas pugnas coloniales o civiles lo sobrepasaron.


Movilización general

La antesala de la guerra estuvo jalonada de tensos incidentes entre las potencias europeas. Éstas se embarcaron en una política de rearme que no hizo sino agravar la situación.
En vísperas de la guerra todos los ejércitos reforzaron sus efectivos
El ejército alemán pasó de 621.000 hombres a 820.000. Austria-Hungría tenía en activo 450.000. Francia amplió el servicio militar obligatorio hasta 3 años de duración y contaba con unos 770.000 soldados. Rusia por su parte, contabilizaba en 1914 el ejército más numeroso, 1.800.000 hombres en armas.

A lo largo de la contienda estas cifras se incrementaron ostensiblemente y cada uno de los principales ejércitos desplegó en los frentes millones de combatientes.
Para hacer frente a ese esfuerzo se recurrió a la propaganda bélica: la prensa y la imprenta se utilizaron para exaltar el patriotismo y advertir sobre los peligros a los que se enfrentaba el país. Alemania desplegó una política de exacerbado militarismo y amplios sectores de la población se dejaron arrastrar por un sentimiento de patriótico fervor que inundó incluso las escuelas.



La necesidad de efectivos para la lucha hizo que las edades de reclutamiento forzoso fuesen ampliadas, dando lugar a la incorporación al combate de adolescentes y hombres de edad madura. Ello repercutió en una dramática escasez de mano de obra en la retaguardia, que se palió en parte recurriendo a la mano de obra femenina.

Hasta entonces la mujer había intervenido en actividades como la fabricación de textiles o la minería, sin embargo la inmensa mayoría había permanecido en sus hogares, colaborando en las faenas agrícolas. La incorporación femenina a la producción industrial sustituyendo en sus puestos de trabajo a los hombres supuso una auténtica revolución social que se decantaría con posterioridad y revelaría su verdadero alcance con la conquista de derechos políticos y legales de la mujer.

La duración, extensión y rigor del conflicto debilitaron la moral, tanto de los combatientes como de la retaguardia, hecho que se intentó contrarrestar mediante el despliegue de agresivas campañas de expresión patriótica en las que se exaltaba las hazañas de las tropas al tiempo que se ridiculizaban las acciones del enemigo, calificadas por la prensa humorística como torpes y blandas.



Los medios de comunicación (prensa y radio) pasaron a ser controlados censurados por los gobiernos.


Importancia de la retaguardia
Frente a contiendas anteriores, la Primera Guerra Mundial se desarrolló no sólo en los frentes de batalla, sino también en la retaguardia.

La magnitud del conflicto, el gran número de potencias que se vieron implicadas y sobre todo la colosal demanda de una guerra moderna, alentaron la estrecha conexión entre el frente y la retaguardia que lo aprovisionaba.

Se puso en práctica una fuerte planificación económica acompañada de cambios en la organización productiva, laboral y sanitaria.



A las líneas de combate llegaban grandes cantidades de pertrechos militares, víveres y medicinas procedentes de las ciudades, elaborados por una industria que hubo de adaptarse a las necesidades bélicas.


Los países neutrales también sufrieron importantes transformaciones en sus estructuras económicas, pues se convirtieron en proveedores de materias primas, alimentos y pertrechos y su sistema productivo hubo de adecuarse a la demanda de los beligerantes. Así sucedió con Argentina, Brasil y España, cuyas exportaciones crecieron a un elevado ritmo durante el conflicto.
El caso de Estados Unidos fue singular: se erigió en el principal sostén de los ejércitos aliados. Su intervención militar fue decisiva en el triunfo aliado, pero no lo fue menos su apoyo económico y financiero. Al término del conflicto se había convertido en el indiscutible acreedor de Europa y durante la posguerra sus créditos permitieron la reconstrucción de las maltrechas economías de los beligerantes, entre ellas la de su antigua enemiga, Alemania, a quien sus préstamos sirvieron para paliar el grave problema de las indemnizaciones.