Antigüedad entre
nosotros.
Aquí
se ofrece un recorrido por los cuatro mil años que antecedieron a la era
cristiana.
Las
culturas que habitaron el suroeste de Asia y Egipto fueron capaces de mirar el
universo analíticamente y con la suficiente capacidad de abstracción para ser
consideradas artífices de la ciencia y el pensamiento filosófico.
La colección del museo
nacional de las culturas.
Desde
su apertura en 1965, el museo nacional de las culturas ha enriquecido sus
colecciones gracias a la donación y el intercambio de objetos con museos y
universidades de otros países para complementar la exhibición se han incluido
reproducciones de piezas emblemáticas de las diversas culturas representadas.
EGIPTO
Vida en dos tierras.
Hacia
el tercer milenio a. C., en el noroeste de África, nace el Egipto faraónico.
Sus habitantes se hacían llamar habitantes de kemet “tierra negra”; esto abarcaba desde el rio Nilo en la primera
catarata, hasta el delta. Las crecidas anuales del rio Nilo fueron la base de
su éxito.
Gracias
a su minuciosa observación del día y la noche y el movimiento de los astros,
entre otras cosas, crearon un calendario de 365 días.
Su
cultura era rica en mitos y dioses. Consideraban a la muerte el final de una
vida efímera y el comienzo de la vida eterna en “otra tierra”.
Egipto
funciono como un estado teocrático durante casi 3000 años; hasta que en el 30
a. C. muere Cleopatra VII y Egipto se vuelve una provincia del imperio romano,
sin embargo eso no significo su decadencia, fue así como rebasaron sus fronteras
geográficas y temporales.
El país del Nilo a
través del tiempo.
La
cultura del Egipto faraónico, es el resultado del largo vínculo entre dos áreas
bien definidas: el valle del Nilo al sur, asociada con las culturas del África
subsahariana, y el delta en el norte que compartía rasgos culturales con
poblaciones del Levante y del Oriente Medio. A finales del periodo predinástico
(4000- 3000 a.C.) se cimentaron los rasgos característicos de la cultura
egipcia que se desarrollarían a lo largo de casi tres milenios.
Las
épocas representativas del Egipto faraónico fueron tres periodos de esplendor:
Reino Antiguo, Reino Medio y Reino Nuevo. Entre ellos hubo periodos que se
caracterizaron por crisis política, económica y social, en ocasiones provocadas
por invasiones extranjeras. El país del Nilo mantuvo sus tradiciones y
concepciones religiosas, especialmente la de la vida después de la muerte.
Estas ideas fueron adoptadas por algunos de los invasores, entre los que se
encontraban hicsos, nubios, libios, persas, griegos y finalmente romanos.
El faraón: “el dios
bello” de Egipto.
La
palabra faraón proviene del término egipcio
per aa, “la gran casa”, que designaba la residencia real.
Durante
el reino antiguo (2686-2181 a. c.) se creó el protocolo faraónico que
consistían en cinco títulos que precedían a los cinco nombres oficiales de un
rey que lo legitimaba como un dios: El Horus –soberano del cielo y le tierra-,
“el de las dos señoras” – las diosas Nekhbet y Uadjet-, el Horus de oro, el rey
del alto y bajo Egipto y el hijo de Ra, el dios del sol.
Solo
el faraón podía establecer contacto directo con los dioses, el rey representaba
a los humanos ante ellos, lo que lo convertía en el sacerdote supremo de todos
los dioses.
Con
el paso del tiempo se aceptó la humanidad del faraón, pues al igual que todos
los hombres su vida eterna dependía de la conservación de su nombre, su cuerpo
y la posesión de un sepulcro. El faraón asumió el rango de divinidad,
representado así en estatuas colosales y relieves, que tenían un estilo
idealizado.
Los dioses:
creadores de la vida.
Los
habitantes del antiguo Egipto creían que el universo estaba regido por
múltiples entidades soberanas llamadas netcheru
“dioses”, que influían en todos los aspectos de su vida.
La
Eneada fue una de las genealogías
antiguas en donde se atribuía el origen del cosmos a “Ra, el dios sol”.
Las
deidades se representaban como figuras humanas, animales o con sus símbolos
sagrados. Con el paso del tiempo, algunos adquirieron diferentes advocaciones o
manifestaciones según la región y época en que se les rendía culto.
El
gobierno y la religión, la magia y la vida tenían una estrecha relación, por lo
que las deidades eran asociadas con actividades cotidianas.
Los dioses: guías y
jueces en el más allá.
Gozar
de una vida eterna fue al principio, un privilegio de faraones, sacerdotes y
altos funcionarios.
A
partir del Reino Medio, todos los egipcios que se prepararan podían aspirar a
ella, pero solo algunos podían prepararse ya que era muy caro.
Se
creía que una vez que el cuerpo era embalsamado para su preservación, el
difunto seria conducido por los dioses guías a la “sala de las dos verdades”.
Ahí frente a un tribunal presidido por Osiris y cuarenta y dos divinidades la
persona se declaraba inocente de cualquier acto reprobable, al mismo tiempo su ib – corazón-, sede de la conciencia,
la razón, las emociones y la verdad, era puesto en una balanza y su peso era
comparado con el de la pluma ma’at. Luego
Thot, anunciaba el resultado, si pesaban lo mismo, el difunto viviría
eternamente, si pesaba mas no viviría eternamente.
Hetep: ofrendas para la
vida eterna.
Los
antiguos egipcios creían que la muerte ocurría cuando las esencias espirituales
de una persona abandonaban su cuerpo. El ka
“la fuerza vital” era aquea parte intangible e inmortal que trascendía en
el Más Allá, mientras el ba era “la esencia de la personalidad”.
Ya
que la muerte significaba la posibilidad de una vida eterna, el funeral era una
compleja ceremonia que los egipcios preparaban desde temprana edad. Al morir el
cuerpo era embalsamado, luego de setenta días era llevado a la tumba en una
procesión de sacerdotes, parientes, amigos, y a veces plañideras.
Las
tumbas solían tener una parte subterránea, donde se colocaba el cuerpo con sus
ofrendas o hetep, indispensables para
la vida en el Más Allá. La parte más importante de la tumba era la “falsa
puerta” construida de piedra o madera en el muro oeste, para simbolizar el
contacto entre las “dos tierras”.
La eternidad: el reino
de Osiris.
La
vida era un estado de transición hacia la vida eterna. Las concepciones del más
allá cambiaron a través del tiempo, pero siempre se mantuvo la creencia en la
vida eterna. A partir del reino medio se creyó
que el difunto se transformaba en el dios Osiris, el señor del más allá.
El
dios usir “Osiris” fue un gobernante mítico muy querido entre los hombres. Lleno de
envidia se hermano Seth lo arrojó lo arrojo al rio Nilo encerrado en un
sarcófago; al saber que había sobrevivido, mando descuartizarlo. Su esposa Isis
recupero cada pedazo de su cuerpo y, para unirlo, lo embalsamo con ayuda del
dios Anubis. Convertida en un ave milano, Isis aleteo hasta devolverle la vida
a su esposo, para concebir a Horus. Este ocupo el trono del mundo de los vivos,
mientras que Osiris se convirtió en el señor del más allá. Basándose en este
mito el pueblo egipcio busco la vida eterna siendo su mayor deseo convertirse
en un usir ma’akheru, un “Osiris
justificado” que viviría por toda la eternidad.
La sociedad: una
estructura jerárquica.
Las
grandes obras arquitectónicas emprendidas a orillas del rio Nilo a partir del
reino antiguo (ca. 2686-2160 a.C.) se llevaron a cabo en una sociedad
jerárquica con un aparato administrativo
capaz de controlar los recursos humanos y materiales, el faraón – junto con su
esposa principal y sus descendientes- era tanto la cabeza de la administración
como la cumbre de la escala social. La máxima autoridad.
Luego
del rey se encontraban los altos funcionarios, empezando por el tchaty “visir”, encargado de la
administración estatal, le seguía la
nobleza provincial y los sacerdotes que regían los templos y los nomos,
divisiones territoriales y administrativas del país. La clase militar se
incorporó a este grupo hasta el reino nuevo.
Los
funcionarios secundarios formaban otro grupo social junto a los artesanos
especializados y los profesionistas. Así se conformó la clase letrada que fue
el soporte de la estructura política y religiosa de Egipto. En la base social
se encontraban los rekhyt “el pueblo
común”.
EL LEVANTE.
Es
el término que designa a la costa mediterránea de Asia. Los historiadores y
arqueólogos lo utilizan para referirse a un grupo de pueblos de la antigüedad,
culturalmente diferenciados de Mesopotamia y Egipto, que se asentaron en los
actuales territorios de Siria, Líbano, Palestina, Israel, Jordania y Chipre.
La
agricultura y la domesticación de animales iniciaron en la región alrededor del
7000 a. C. se fundaron numerosos poblados, como Biblos y Jericó que se cuentan entre los más antiguos. En
6000 a. C. una crisis climática provoco el abandono de estos primeros
asentamientos e impulso la formación de grupos de pastores nómadas.
El
Levante ha sido una zona comercial desde épocas muy tempranas. A través de
diversas rutas unió a Egipto y Mesopotamia, potencias que se disputaron el
control de este territorio durante siglos. Hacia el 3000 a. C. la región se
dividió en reinos que en distintos momentos fueron vasallos de Egipto.
En
este mundo cosmopolita se desarrolló el pueblo hebreo, procedente de Egipto,
conquisto el territorio de Canaán hacia el 1300 a.C. poco tiempo después los
nómadas arameos invadieron el Levante y expulsaron a los pobladores autóctonos
hacia a la costa; estos conformaron el pueblo fenicio que se convertiría en
toda una potencia naval con presencia en toda la costa mediterránea.
Los
pueblos del Levante fueron incorporados al imperio persa tras la conquista de
Babilonia en 539 a.C. posteriormente en el s. I a.C. formarían parte del
imperio romano.
ISRAEL.
La
historia del pueblo de Israel abarca más de tres milenios. Inicio con el
periodo de los patriarcas en el que, según la biblia, los hebreos se
desplazaron como un pueblo nómada de Egipto a la tierra de Canaán. Ahí se
establecieron y comenzaron una vida sedentaria que provoco importantes no solo
en el aspecto religioso sino también en el religioso.
El
pueblo hebreo es un ejemplo de interculturalidad. Por un lado, la región donde
se asentó, el Levante, era una zona de contacto comercial y cultural entre Oriente
Medio, Egipto y los pueblos del mar Mediterráneo. Por otro, en diferentes
momentos históricos, Israel estuvo bajo el yugo de los imperios, babilónico,
persa, griego y romano. Esta constante interacción con otros pueblos, influyo
en el desarrollo de Israel, que a su vez dejo huella en la historia de sus
vecinos.
1800-1500
a. C. Abraham en Mesopotamia.
1300-1200
a. C. Los hebreos arriban al Levante desde Egipto y conquistan la región de
Canaán.
960
a. C. El rey Salomón construye el primer templo de Jerusalén.
930
a. C. El reino de David se divide en Israel y Judea.
587-586
a. C. Nabucodonosor conquista Judea y deporta
a los israelitas a babilonia. Creación del Talmud de Babilonia.
538-515
a. C. Retorno a Judea y construcción del segundo templo.
500-400
a. C. Se edita la biblia hebrea.
400-323
a. C. Conquista de Alejandro Magno
250
a. C. Septuaginta: traducción de la biblia hebrea al griego.
164
a. C. Revuelta macabea en contra de la dominación griega.
0-33
d. C. Jesús de Nazareth inicia su movimiento.
70
d. C. A raíz de una revuelta en contra de la ocupación latina, los romanos
destruyen el templo de Salomón.
132-135
d. C. Segunda gran rebelión en contra de Roma: Bar Kohba.
135
d. C. Destrucción de Jerusalén, inicio del judaísmo rabínico.
El espacio doméstico y
la vida familiar.
En
los antiguos reinos de Israel y Judá, la familia constituyo la unidad básica de
la sociedad y el centro de la vida económica y religiosa. El modelo familiar y
la estructura de los hogares estaban estrechamente ligados a la vida agrícola.
La familia estaba encabezada por el padre, quien compartía la vivienda con sus
descendientes y servidores.
La
residencia básica estaba compuesta por una habitación que servía de dormitorio
y almacén de granos; la cocina se ubicaba en un cuarto anexo. En el patio se
llevaban a cabo diversas actividades: se preparaba comida en hornos de
cerámica, se molían los granos y se hilaban madejas de lana o de lino en
telares sostenidos entre los postes del patio. De acuerdo a los relatos
bíblicos estas tareas eran desempeñadas por las mujeres; también en el patio se
resguardaban los animales domésticos y se acondicionaban huertas. Los hebreos
consideraban que la hospitalidad era un deber sagrado que se demostraba a los
forasteros, dándoles alojamiento comida y también lavándoles los pies.
MESOPOTAMIA.
Es
el nombre que designa a la región entre los ríos Tigris y Éufrates, que nacen
al pie de las montañas de Turquía para desembocar en el golfo pérsico. Hallazgos recientes demostraron que
la agricultura, la domesticación de animales y el asentamiento de grupos
humanos se desarrollaron en el Levante, el sur de Turquía y al pie de los
Montes Zagros a partir del 9000 a. C. al
parecer el aumento de población de estas zonas obligo a los grupos a
desplazarse hacia Mesopotamia donde la crecida de los ríos era violenta e
irregular.
A
partir del 5500 a.C., se desarrolló una agricultura organizada e intensiva
gracias a la construcción de canales de riego. La importancia de algunos
lugares de culto y el comercio a larga distancia provocaron que, en
Mesopotamia, se desarrollaran ciudades y grandes imperios que marcarían el
rumbo de la vida cultural y política del Oriente Medio durante cuatro mil años.
Mesopotamia
ha sido llamada “la cuna de la civilización” pues ahí se conformaron las pautas
de la vida urbana y una serie de valores religiosos, políticos y sociales
presentes hasta el día de hoy.
Sumeria, los orígenes de
Mesopotamia 3500-2350 a. C.
El
pueblo sumerio se asentó en el sur del rio Tigris y Éufrates, en el actual Irak
a partir del VI milenio a.C. Ahí
domesticaron cabras y vacas, sembraron trigo y cebada, con los que elaboraron
pan y cerveza. No se sabe si los sumerios inventaron, pero si le dieron usos
comerciales, militares y agrícolas.
En
Sumeria se desarrolló un modelo urbano integrado por el templo y el palacio. La
nueva organización provoco que la mitad de la población de la región viviera en
estas ciudades- estado. Nuevos descubrimientos sugieren que la religión
organizada surgieron antes de la agricultura: el impulso humano de reunirse
para generar rituales sagrados llevo a la construcción de grandes templos, la
necesidad de alimentar a sus constructores y fieles llevo al desarrollo del cultivo intensivo. El
templo también congregaba a los sacerdotes y a la burocracia que administraban
la fe y el almacén. El palacio resguardaba al rey elegido por una asamblea, el
consejo de ancianos y una cámara de hombres libres. En los archivos de estos
edificios comenzaron a registrarse los mitos ancestrales como uno de los
primeros sistemas de escritura de la
humanidad; simultáneamente, se realizaron los primeros ejercicios de deducción
y clasificación del mundo.
Sumeria
no se aisló de sus vecinos: conseguía metales de los montes Taurus y Zagros y
madera del levante; organizo un comercio tanto marítimo –con barcas de vela-
como terrestre –por medio de caravanas –
Acad, el primer imperio:
2350-2150 a.C.
Acad
al norte de sumeria, fue ocupada por una población de origen semita. Sargón,
rey de la ciudad de Agade, estableció el primer gobierno que concentro la
administración y la cultura de un territorio mayor al de una ciudad- estado.
Sumeria se convirtió en una provincia del imperio acadio y su escritura se
utilizó para escribir la lengua de los nuevos gobernantes; el sumerio
sobrevivió como lengua para el culto.
El
imperio de Sargón no solo abarco la población sedentaria sino también grupos nómadas,
como los vigilantes de caminos y fronteras y los mercaderes. Algunos de ellos,
en ciertas épocas del año, se acercaban a los canales de riego para alimentar
sus rebaños a cambio de lana, carne y lácteos.
Los
acadios utilizaron y protegieron rutas comerciales que llegaban hasta la
“Montaña de la plata” (montes tauro) y el “Bosque de los cedros” (Líbano).
Mediante
una de las primeras incursiones navales de la historia, Acadia controlo los
depósitos de cobre de las actuales Bahréin y Omán.
Sargón
fue nombrado “señor del universo” y su nacimiento adquirió tintes de leyenda.
Según la tradición, su madre lo colocó en una canasta en el rio Éufrates; fue
rescatado y criado por un jardinero hasta que la diosa Ishtar lo proclamo rey.
Mientras
tanto, fuera de Mesopotamia, otros pueblos y culturas continuaban su
desarrollo. En Siria, la ciudad de Ebla erigía templos y palacios, al tiempo
que, en las regiones de Susa y Elam –en el actual Irán- , se desarrollaba un
diferente sistema de escritura desde el cuarto milenio a.C.
Babilonia, pueblos,
reinos y lenguas: 2000-539 a.C.
Babilonia
fue una ciudad que floreció en la zona sur de Mesopotamia y dio su nombre a la
región integrada por Sumeria y Acad. Babilonia deriva de la palabra acadia Bab-ll , “la puerta de dios”. El dios principal
era Marduk, pero la urbe dio cabida a cientos de templos y santuarios. Es
probable que la diversidad cultural y la monumentalidad de las edificaciones
hayan inspirado le texto bíblico sobre la torre de Babel y al confusión
lingüística que asalto a sus constructores.
Los
recursos y el poder se siguieron concentrando en el templo y el palacio. Sin
embargo, en ciertos periodos, algunas ciudades se expandieron en forma de
estados y dominaron una parte o toda la región. Asimismo, diversos pueblos, a
menudo nómadas, gobernaron Babilonia: los amorritas, los casitas y los arameos.
Su lengua comenzó a utilizarse en el ámbito cotidiano, pero el acadio se siguió
utilizando en inscripciones oficiales y en la literatura.
Babilonia
alojo a dos de las siete maravillas de la antigüedad: las Murallas, cuya
anchura permitía el tránsito de un carro de guerra, y los Jardines Colgantes,
que impresionaron a los griegos con su majestuosidad y diversidad botánica.
Considerada el símbolo de la civilización mesopotámica, Babilonia mantuvo su
esplendor incluso cuando fue conquistada. Ciro II la incorporo al imperio persa
como una de sus capitales en 539 a.C.,
como lo haría Alejandro Magno 200 años
después.
Los
babilonios desarrollaron un sistema de numeración sexagesimal, una herramienta
fundamental para el posterior desarrollo de la astronomía griega. La actual
división del tiempo en segundos, minutos y horas, así como la división de una
circunferencia en 360°, son reminiscencias de las matemáticas babilónicas.
Asiria, la gran
expansión: 1350-625 a.C.
Tras
la caída del reino de Mitanni, la región de Asiria, al norte de Mesopotamia, tomo el control de las
principales rutas comerciales y se impuso sobre los estados vecinos de
Babilonia, el oriente de Irán, Anatolia y el Levante. Asur continuo siendo su
capital religiosa, pero se fundaron otra capitales: Jorsabad, Nimrud, Nínive.
En
ocasiones, la población de los estados derrotados era deportada y reubicada en otras tierras del estado
asirio. Los deportados trabajaron tanto en el campo como en obras de irrigación
y edificación. De esta manera, ningún pueblo mantenía lealtades locales que
amenazaran los intereses asirios. Muchas poblaciones expatriadas hablaban
arameo, que se convirtió en la nueva lengua franca. Así se logró una unidad
lingüística y cultural que prevaleció por muchos siglos, unas de las más
grandes unificaciones en el antiguo oriente medio.
Por
su parte los asirios tradujeron a su legua, el acadio, gran cantidad de
escritos religiosos redactados en el antiguo idioma sumerio y resguardaron
textos científicos y literarios. El rey Asurbanipal ordeno la búsqueda y
recuperación de documentos cuneiformes preservados en Babilonia, con los que
formo una majestuoso biblioteca en Nínive.
A
finales del s. VII a.C., el imperio asirio colapsó tras el asalto de los
babilonios.
La vigencia del
pensamiento antiguo.
“Después
de 5000 años el cielo mesopotámico seguirá dominándonos… impresionante la
herencia que nos ha llegado desde el Edén sumerio y que nunca ha dejado de
pertenecernos, precisamente porque pertenecemos a ella.”
ÁNDRE
PARROT, ARQUEOLOGO, 1961
Los
hallazgos arqueológicos del s. XX demuestran que el mundo mesopotámico, además
de registrar y clasificar el conocimiento, fue el primero en dar una respuesta
religiosa y filosófica a las grandes preguntas sobre el origen, el sr y el
devenir de la humanidad.
La
Epopeya de Gilgamesh está integrada
por múltiples tablillas de arcilla halladas en Mesopotamia y en sitios
arqueológicos de Siria, Palestina y Turquía. Esta obra cumbre de la literatura
universal reunió, a través de los siglos, la sabiduría mesopotámica desde sus
inicios en el 3000 a. C. el texto, de una vigencia incuestionable, narra la
creación del hombre a partir del barro, a imagen y semejanza de la diosa madre.
Al relatar las aventuras de Gilgamesh, quien llega a los confines del mundo
buscando la inmortalidad, ofrece la primera reflexión escrita sobre un tema que
aun preocupa a la humanidad: la búsqueda de la felicidad y del sentido de la
vida.
Cuando los dioses
crearon a los hombres,
les asignaron la muerte, reservándose la inmortalidad para ellos solos.
Tú, mas bien, llénate la
panza,
permanece alegre día y
noche,
haz fiesta todos los
días,
danza y diviértete día y
noche,
atavíate con ropas
limpias,
lávate, báñate,
mira tiernamente a tu pequeño
que te tiende la mano
y haz feliz a tu mujer,
apretada contra ti.
pues esta es la única
perspectiva de los hombres.
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