domingo, 5 de mayo de 2013

La Guerra Civil Española (parte 2)


La dimensión internacional del conflicto

La guerra civil española fue uno de los conflictos del s.XX que más repercusión internacional provocó.  En el conflicto español se entrecruzaron a la vez los intereses estratégicos de las potencias y el compromiso ideológico de las grandes corrientes políticas del momento.
Las potencias fascistas decidieron desde un primer momento ofrecer una ayuda importante a los rebeldes dirigidos por Franco. Mussolini y Hitler no solo podía conseguir beneficios estratégicos, Italia continuaba su política de expansión mediterránea y Alemania podía obtener un aliado que amenazara la retaguardia francesa, sino que ayudaban a un aliado ideológico en su lucha contra los sistemas democráticos y las ideologías obreras. Portugal se unió desde un principio a esta ayuda a Franco.
La URSS, por otro lado, tuvo muy claro desde un principio su compromiso de ayuda a la República. No sólo se enfrentaba a la expansión del fascismo, sino que alejaba el centro del conflicto entre las potencias al otro confín de Europa, alejando el interés de Hitler de sus fronteras.
Las grandes democracias tuvieron una actitud que podemos catalogar como uno de los grandes engaños diplomáticos del siglo. Gran Bretaña estaba decidida desde un principio a mantenerse neutral. El gobierno conservador británico veía con aprensión la extensión de la influencia germano-italiana a la península y la consecuente puesta en peligro de su base de Gibraltar y su ruta imperial a la India; sin embargo, la orientación revolucionaria que pronto tomaron los acontecimientos en la zona republicana alejó definitivamente de la cabeza del gobierno conservador la posibilidad de una ayuda a la República. El gobierno francés, pese a estar conformado por el izquierdista Frente Popular, siguió lo marcado desde Londres.
La actitud de las democracias ante la guerra española se enmarca en su ilusoria búsqueda de una política de conciliación con Hitler. El Reino Unido, y con él Francia, habían optado hacía tiempo por tratar de evitar cualquier enfrentamiento que pudiera llevar a una guerra general.
El mayor ejemplo de esta actitud fue la política de apaciguamiento ante las potencias fascistas, que alcanzó su cenit con la firma del Pacto de Munich en septiembre de 1938. Se puede afirmar que desde ese momento, las esperanzas de la República desaparecieron.
Otro buen ejemplo de esta actitud fue la política del gobierno norteamericano. Mientras el Congreso de Estados Unidos aprobaba la denominada Ley de Neutralidad, el gobierno de Roosevelt miraba para otro lado cuando las compañías petrolíferas norteamericanas vendían combustible a Franco.
El gobierno francés de Léon Blum, con el apoyo británico, ofreció a las demás potencias un pacto de no intervención en el conflicto español: se trataba de no facilitar ni hombres ni material de guerra a ninguno de los bandos en conflicto. Nació así el denominado Comité de no intervención al cual se adhirieron todas las potencias. El Comité fue una farsa, mientras Francia y Gran Bretaña se abstenían de ayudar al régimen democrático en España, Hitler y Mussolini apoyaron de forma masiva y decisiva la causa de Franco. La única potencia a la que pudo volver sus ojos el gobierno de Madrid fue la URSS, algo que, indefectiblemente, repercutió en la evolución interna de los acontecimientos en la zona republicana. 

La ayuda extranjera

La desigual ayuda exterior recibida por ambos bandos fue uno de los factores que explican la victoria de los nacionales.
El bando nacional recibió desde un primer momento una decidida ayuda de Hitler y Mussolini. La colaboración de Portugal, aunque no fue decisiva en el terreno militar, permitió el libre paso de armas para el ejército de Franco por territorio luso (Lucitania). Por último, hay que señalar las tropas marroquíes integradas en el Ejército franquista y que a menudo fueron utilizadas como fuerzas de choque.
La única ayuda que recibió el bando republicano de las democracias fue las escasas armas enviadas desde Francia en los primeros momentos del conflicto. La ayuda francesa quedó inmediatamente cortada tras la firma del Pacto de no intervención.
La ayuda soviética comenzó a llegar a tiempo para ayudar en la defensa de Madrid. Sin embargo, aunque fue importante fue más dispersa y de menor calidad que la que recibió Franco.

Las Brigadas Internacionales estuvieron constituidas por grupos de voluntarios, no todos comunistas pero reclutados por la Internacional Comunista en muchos países del mundo. Fueron unos cuarenta mil y tuvieron un papel importante en la defensa de Madrid y en las batallas del Jarama y Teruel.
Las presiones del Comité de no intervención y el desinterés de Stalin, que pensaba ya en buscar algún tipo de acuerdo con Hitler, hicieron que Negrín aceptase su salida de España a fines de 1938. De nuevo, el Comité de no intervención fracasó en su intento de que las tropas italianas que apoyaban a Franco abandonaran España.

Las consecuencias de la guerra civil

Consecuencias demográficas
Se han dado cifras muy dispares al cuantificar las pérdidas demográficas que causó el conflicto: los muertos en el frente y por la represión en la guerra y en las posguerra, el hambre, las epidemias; la reducción de la natalidad consiguiente...
Los cálculos más aceptados estiman en quinientos mil muertos, el coste demográfico de la guerra y la posguerra.  A ello habría que añadir la cifra de no nacidos y la pérdida de población joven.
Otro elemento clave de las consecuencias demográficas fue el exilio republicano. Ya durante el conflicto, los "niños de la guerra" fueron evacuados a países extranjeros, pero el gran éxodo tuvo lugar en enero y febrero de 1939, consecuencia de la conquista de Cataluña.
En conjunto, se calcula que hubo unos cuatrocientos cincuenta mil exiliados. Aunque algunos fueron retornando durante la dictadura, muchos no volvieron a España o esperaron a la muerte del dictador en 1975. Este exilio supuso una importante pérdida demográfica para el país: una población joven y activa, que incluía a gran parte de los sectores más preparados del país: las élites científicas, literarias y artísticas de la Edad de Plata.

Consecuencias económicas
La guerra fue una verdadera catástrofe económica. Un dato revela su magnitud: la renta nacional y per cápita no recuperará el nivel de 1936 hasta la década de 1950.
Estos fueron los principales elementos de esa catástrofe económica:
·    Destrucción del tejido industrial del país, lo que llevó a la vuelta en los años cuarenta a una economía básicamente agraria.
·     Destrucción de viviendas, se calculan en unas doscientas cincuenta mil, comunicaciones, infraestructuras...
·     Aumento de la deuda externa y pérdida de las reservas de oro del Banco de España, usadas por el gobierno de la República para pagar la ayuda soviética.

Consecuencias sociales
El resultado de la guerra trajo consigo la recuperación de la hegemonía económica y social por parte de la oligarquía terrateniente, industrial y financiera. Paralelamente, se dio la pérdida de todos los derechos adquiridos por los trabajadores.

Consecuencias morales
La guerra supuso una verdadera fractura moral del país. Varias generaciones marcadas por el sufrimiento de la guerra y la represión de la larga posguerra.
El régimen de Franco nunca buscó la reconciliación de los españoles y siempre recordó y celebró su origen bélico. Las heridas de la guerra civil perduraron durante decenios y la persecución y represión de los vencidos por un rasgo clave del franquismo. 

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